viernes, 30 de enero de 2009

LOS CASTIGOS

Últimamente lo de los castigos está muy mal visto y sobre todo si los castigos los pone un profesor. Los propios padres se rebelan contra ello y les invitan a no cumplirlos o les ayudan en el cumplimiento de él.

Las cosas en la vida no son fáciles, desde que nacemos tenemos que luchar y gracias a nuestras experiencias aprendemos a defendernos y a salir adelante de las situaciones más complicadas e incluso de las más sencillas.

Los castigos, siempre proporcionados al mal que se ha hecho y nunca violentos, sirven para recordar que hay cosas que no se deben hacer, porque hay que ser educado, cumplir con las tareas y respetar la libertad de los demás.

Os contaré una anécdota, que creo que la escribió Cervantes, pero no estoy muy seguro de ello.

Había un hombre en un pueblo, que no estaba muy bien de la sesera. Le había dado por colocarse una piedra enorme sobre la cabeza y cuando veía un perro sesteando se acercaba y se la tiraba encima. Así todos los días caían uno o dos perros.
Un día hizo como siempre su paseo y al ver un perro le soltó el "piedramen" encima, de inmediato salió el dueño del perro al oirlo chillar y comenzó a zurrar al loco diciendo - Has matado a mi perro que es PODENCO, mira que matar a un PODENCO, a otro vale pero al mío que es PODENCO..., y así lo persiguió por todo el pueblo guantazo tras otro hasta que se cansó.
Al día siguiente el loco salió de casa, busco una piedra grande, se la colocó encima de la cabeza y comenzó su ronda por el pueblo. De pronto vió un perro acostado se acercó, lo miró y dijo - A este no, que és PODENCO y así cada vez que veía un perro, hasta que se dedicó sólo a pasear por el pueblo con la piedra sobre la cabeza y repetir, cuando veía un perro, - A este no, que és PODENCO.

Bueno, simplemente reflexionar un poco sobre los castigos y por muy de modernos que sea lo de no ponerlos o lo de no cumplirlos creo que para la educación de nuestros hijos es bueno y necesario. La vida no és tan fácil como nos la pintan, hay que pelear y conseguir las cosas y cuando nos vienen maldadas saber superarlas con nuestro esfuerzo. Y si puede ser no repetir nuestros errores, no sea que nos encontremos con el dueño de un PODENCO.

Un saludo, Alberto.

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